Ingrid Michaelson, la hipster, la belleza nerd de los lentes anchos vuelve para simplemente deleitarnos con un grupo de canciones que la convierten, que la transforman sobremanera con respecto a su anterior producción. La Lisa Loeb de esta década nos regala hits a borbotones en esta nueva producción, que no se dejan esperar y es desde Home, primera pista del disco, donde se aprecia cuál va a ser camino que va a seguir Lights Out.
Girls Chase Boys empieza con un estribillo pegajoso, exáctamente el necesario para cautivar. Y es con Wonderful Unknown, cuando las revoluciones bajan, pero el interés aumenta, logrando colocar una balada entre algodones pop, Seguimos avanzando y encontramos You Got Me, con una excelente batería y coros que marcan el ritmo de la canción, generando una atmósfera de perfecta psicoacústica para dar paso a Warpath, que cuenta con un estribillo tan pegajoso como inocente, acompañado también por el juego psicoacústico y los momentos donde la percusión invade todas las líneas. Handsome Hands marca una pausa nuevamente y es el teclado el elemento más importante, pero lo que hace atractiva esta canción es la progresión ascendente que termina incluyendo arreglos de trompeta. Apreciar con detenimiento Time Machine es tal vez una obligación, porque Ingrid Michaelson juega con cuerdas, con vientos, con silencios, con voces, con todo lo que tiene a su alcance, y es con esa introducción de teclado y bajo donde captura la mayor atención, siendo los 36 segundos iniciales más hipnotizantes del disco, además las estrofas y el coro, por igual, logran redondear una canción perfecta, quedando claro que no se necesita dar un mensaje, es suficiente un tarareo pegajoso para tener cerca a la audiencia.
One Night Town es una pieza pop de toque azucarado, que fácilmente se puede emparentar a la Maarja del First In Line, disco que sonó por aquel lejano 1998. Lo que sigue es una secuencia de temas introspectivos a base de piano: Open Hands; Ready To Lose; Stick; Over You; Everyone Is Gonna Love Me Now y My Darling. Punto a parte para Afterlife, el genial primer single de este disco. Genial no porque sea una pieza maestra de la música comercial contemporánea, sino porque logra atrapar a pesar de ser tan sencilla, y es que si la apreciamos como es debido, su encanto radica en lo que esta señorita está acostumbrada a hacer: cautivar con esa simpleza que parecía perdida por mucho tiempo en el ambiente pop.
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