Después de su trabajo juntos en "Al filo de la mañana", Tom Cruise ("La momia") vuelve a unirse al director Doug Liman ("El caso Bourne") para llevar a la pantalla un thriller de narcos basado en un personaje real: Barry Seal, piloto durante varios años de la compañía TWA, la mayor aerolínea estadounidense y luego narcotraficante del cartel de Medellín, que fue reclutado por la CIA como mercenario para incorporarse al servicio de inteligencia y ponerse al frente de una de las mayores operaciones encubiertas de la historia de Estados Unidos.
A partir de esta decisión, Seal se convirtió en el informante de la DEA, la Administración para el Control de Drogas, y logró capturar a varios miembros del cartel de Medellín, liderada por Pablo Escobar, para el que también trabajaba a espaldas de la CIA. Este procedimiento estuvo cerca de provocar la caída del gobierno de la Casa Blanca durante la presidencia de Ronald Reagan, que se encontraba en medio del escándalo Irangate, el escándalo de venta de armas a Irán entre 1985 y 1986.
El resto del reparto está formado por Sarah Wright ("Marry Me"), que es Lucy Seal, la mujer del piloto, Domhnall Gleeson ("Star Wars: El despertar de la fuerza"), que encarna a Monty Schafer, el operativo de la CIA que recluta a Seal en su departamento, E. Roger Mitchell ("Triple 9") como Craig McCall, Caleb Landry Jones ("Twin Peaks") como el sheriff Downing y Lola Kirke ("Mistress America") que interpreta el personaje de Judy.
Barry Seal fue el único que fotografió a Pablo Escobar con las manos en la masa. El 25 de mayo de 1984, el narcotraficante estaba cargando 600 kilos de cocaína en un aeroplano de Nicaragua junto a un compañero suyo Gonzalo Rodríguez Gacha, el Mexicano, y también con un alto funcionario del régimen sandinista y varios soldados nicaragüenses. Esas fotografías fueron la única prueba para relacionar de forma directa a la leyenda y fundador del cartel de Medellín con el tráfico de drogas.
A partir de este episodio, Escobar persiguió a su ex ayudante Barry Seal por su traición y el precio por su cabeza era un millón de dólares si lo entregaban vivo y medio millón si lo daban por muerto, que fue lo que ocurrió al final por tres de sus hombres, que acribillaron al piloto de la CIA a tiros el 19 de febrero de 1986.
"La muerte de Barry Seal interesaba tanto la CIA como a Pablo Escobar porque Barry Seal se estaba aprovechando de ambos", explicó el director Liman sobre la muerte de Seal. Sobre las funciones de piloto de Tom Cruise y su capacidad para estar al frente de un avión, Doug Liman dijo lo siguiente: "Tom es un piloto increíble, muy cualificado, un piloto que puede aterrizar un aeroplano en una oscuridad total en un remota pista de montaña guiado solo por una furgoneta, que es una de las escenas peligrosas que rodamos".
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